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¿A quién beneficia el plan fiscal de Trump?


Las organizaciones que apoyan el plan de Trump argumentan que reducir las tasas corporativas incrementará el crecimiento de EU, pero los recortes fiscales no han estimulado el crecimiento durante 20 años.

Si todavía quedaba alguna duda de que el presidente Donald Trump es un partidario de la teoría de la economía del goteo en lugar de ser un populista, sólo hay que considerar su nuevo plan tributario. Representaría el mayor conjunto de recortes desde la época de George W. Bush. La Business Roundtable y otras organizaciones ejecutivas que apoyan el plan de Trump argumentan, con razón, que las tarifas corporativas estadounidenses son mucho más altas que el promedio del grupo de países ricos de la OCDE, y que EU necesita desesperadamente un código fiscal más simple y más racionalizado para evitar la pérdida transfronteriza de activos. También argumentan que reducir las tasas corporativas incrementará drásticamente el crecimiento de EU, traerá de vuelta los empleos y elevará los salarios. Eso sí es más difícil de creer. Por un lado, los recortes fiscales no han estimulado el crecimiento sostenido durante 20 años. Sí, hubo recortes de impuestos y crecimiento durante la época de Reagan. También hubo un aumento del crecimiento de la productividad, una entrada masiva de mujeres a la fuerza laboral y una carga de deuda federal del 20 por ciento del Producto Interno Bruto. En la actualidad, la deuda es del 77 por ciento del PIB, la productividad está estancada, y no sólo se han aprovechado los grandes beneficios de la incorporación femenina a la fuerza laboral, sino que las tasas de natalidad son más bajas, y el Presidente está haciendo todo lo que puede para limitar la inmigración. El crecimiento es igual a la productividad más la demografía. No hay nada más que hacer, a menos que algo en esa ecuación cambie. Trasladar los activos a lugares con menores impuestos es una cosa. Crear crecimiento económico real es otra. Los dirigentes empresariales a veces confunden ambas cosas. Quizás algunos de ellos creen que una lleva a la otra. Pero si se examina el panorama económico, se podrá ver que hay una abundancia de dinero. Las negociaciones, los valores de los activos y la deuda corporativa están a niveles históricamente altos. El dinero está ahí. Los empleos no.


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